Venustiano Carranza ordenó asesinar a Emiliano Zapata ©Manuel Peñafiel, escritor, investigador, productor y director de fotografía.
Venustiano Carranza ordenó asesinar a Emiliano Zapata
©Manuel Peñafiel, escritor, investigador, productor y director de fotografía.
Los retratos que le hice al Capitán Baldomero Blanquet los incluí en mi libro Emiliano Zapata, un valiente que escribió historia con su propia sangre; dichas imágenes las capturé mientras lo entrevistaba para mi documental Los Últimos Zapatistas, Héroes Olvidados, con el cual les rendí homenaje a los valientes revolucionarios del Estado de Morelos que se levantaron en armas en contra del tirano Porfirio Díaz, quien huyó a París.
Y fue durante mis charlas con Don Baldomero Blanquet cuando este vivaracho ancianito empezó a cantar una canción que hablaba de una amante del tirano Porfirio Díaz, de la cual entonó una pequeña estrofa que decía así:
¡ Ay !, de Porfirio yo fui su guacha con sus pesetas me engalanaba,
pero cuando se fue me dejó solo una hilacha.
Luego con extraordinaria vivacidad continuó confirmando lo que los libros de historia dicen que después de que el General Victoriano Huerta mandara matar al Presidente Francisco I. Madero y al Vicepresidente José María Pino Suárez, los militares involucrados en la Revolución Mexicana de 1910 buscaban igualmente llegar al poder, fue así que cuando el General Venustiano Carranza alcanzó la Presidencia Nacional le ordenó al General Pablo González que liquidara al General Revolucionario Emiliano Zapata, ya que el bravío combatiente se negaba a entregar sus armas hasta ver cumplidas las legítimas exigencias de sus paisanos los campesinos morelenses.
Fue así que Pablo González a su vez le ordenó al General Jesús Guajardo llevar a cabo el ruin homicidio de Emiliano Zapata, para lograr esto, Guajardo le mandó uno y otro recado a Zapata asegurándole que había desertado del ejército para unirse a la lucha del pueblo, sin embargo, Zapata le pidió una demostración; fue entonces que Guajardo masacró a sus propios soldados simulando un ataque del ejército en su cuartel, diciendo que ahí estaba la comprobación, de esta manera, Zapata creyó que Guajardo verdaderamente quería pasarse a las filas revolucionarias.
Días después Jesús Guajardo citó a Emiliano Zapata en Chinameca a la una de la tarde y Emiliano les dijo a sus camaradas que no lo acompañaran, así que entró solo a la hacienda, donde lo recibieron con el toque de honor simulando recibirlo respetuosamente según su rango de General; fue entonces que Guajardo dio un paso atrás y le disparó por la espalda a Zapata, inmediatamente los soldados descargaron sus fusiles una y otra vez sobre el derribado jinete.
Baldomero Blanquet me relató que cuando él era un joven oficial del Ejército Libertador del Sur, aquel día en que Emiliano Zapata cayó víctima de la traición de Jesús Guajardo, Baldomero vio como salió corriendo el caballo ensangrentado que había montado Zapata, todos los revolucionarios lloraban ofuscados, y a nadie se les ocurrió bajar a la Hacienda de Chinameca a matar a los del gobierno.
Don Baldomero continuó diciéndome que después surgió el falso rumor de que a Emiliano Zapata no lo habían asesinado, sino que se había ido a Arabia y que el muerto había sido su compadre, y luego me aseguró:
Eso es mentira, durante la lucha nosotros los zapatistas difícilmente teníamos comida para sobrevivir aquí en Morelos, Zapata jamás hubiera tenido el dinero para viajar hasta Arabia, ¿ de qué hubiera vivido allá en el desierto, él era hombre del campo de cultivo ?, además, él nunca hubiera abandonado a su gente. Nuestra conciencia así nos lo dice, Arabia está bien lejos, no está cerca como Oaxaca o Puebla, Arabia está hasta casa del demonio.
Cuando a su hijo Mateo Zapata le preguntaban si de verdad había muerto asesinado su papá Emiliano en la Hacienda de Chinameca, él respondía:
¡ Cómo íbamos a velar noche y día a un cadáver que no era el mi padre !
Baldomero Blanquet me platicó que él entró a combatir al lado de Emiliano Zapata, porque su mamá se lo pidió a él y a su hermano dos años mayor. La señora les decía que el gobierno reclutaba a muchachos por la fuerza para obligarlos a integrarse al ejército, y si aquello ocurría ella jamás los volvería a ver.
Luego Don Baldomero me continuó narrando que el gobierno quería que Morelos cayera, y que Zapata ya no tuviera gente que combatiera a su lado, a eso se debió la leva el reclutamiento forzoso de jóvenes, y agregó:
Nuestra madre nos mandó a unirnos a la lucha para ganar el derecho a las tierras que nos habían arrebatado los hacendados. Mi hermano Roberto murió en combate en Zacatepec
Yo nací el 27 de febrero de 1901, ingresé a las filas zapatsitas en el año 1914 con apenas trece años de edad, no recuerdo en cuantas batallas participé, peleábamos dos veces al día, tres o cuatro veces a la semana. Había treinta y tres haciendas en el estado de Morelos, eran de españoles y ellos le ofrecían a Zapata todo el dinero que quisiera para que cesara en su empeño de recuperar las tierras para sus legítimos propietarios los nacidos en el Estado de Morelos, pero él jamás aceptó el soborno, quería únicamente la tierra para los campesinos.
Don Emiliano Zapata me quiso mucho, porque yo andaba como perro de oreja en los cuarteles oyendo lo que se decía de Zapata para luego irle a informar de los planes de ataque en contra de los zapatistas.
Un día de agosto se llevó a una mujer de edad al campamento para que nos cosiera los calzones de manta que ya traíamos rotos, Emiliano Zapata fue un hombre de buen corazón, también nos llevó a otras mujeres para que nos hicieran tortillas, memelas, frijoles, salsita enchilada y pozole.
El acto de injusticia que más le dolió cuando me lo contaron fue quizás aquella vez cuando era él niño y su papá regresaba de la hacienda tapándose el hombro con un jorongo. Emiliano Zapata a pesar de ser solamente un muchacho no le faltaba valor, así que sospechando que alguien había maltratatdo y ofendido a su padre, le preguntó la razón por la cual se cubría con su jorongo. Su padre le respondió que nada le había ocurrido, entonces Zapata saltó y le quitó el jorongo y vio que estaba ensangrentado.
El padre le dijo que el caporal de la hacienda lo había golpeado con el chicote de alambres y el muchacho Emiliano, exclamó:
Soy aún joven, pero cuando crezca vengaré a mi padre y un poquito más.
©Manuel Peñafiel
Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano.
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https://www.youtube.com/watch?v=pFjkMHL8VB4 – Link para ver de forma gratuita en Youtube el documental Los Últimos Zapatistas Héroes Olvidados de Manuel Peñafiel
©Manuel Peñafiel
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