La revolcadera de coyotes ©Manuel Peñafiel, autor del documental Los Últimos Zapatistas, Héroes Olvidados; y del libro Emiliano Zapata, un valiente que escribió historia con su propia sangre.

La revolcadera de coyotes ©Manuel Peñafiel, autor del documental Los Últimos Zapatistas, Héroes Olvidados; y del libro Emiliano Zapata, un valiente que escribió historia con su propia sangre. En 1998 me propuse filmar las remembranzas de los ancianitos morelenses que en su infancia y juventud se unieron a las tropas de Emiliano Zapata; al convivir con ellos me impactó e indignó la miseria en la cual estos bravíos revolucionarios terminaron sus días, por esta razón, decidí nombrar a mi documental Los Últimos Zapatistas, Héroes Olvidados. Durante el rodaje de dicha cinta conocí a don Felipe Rodríguez Castañeda y a su esposa doña María García Díaz, a esta dulce pareja después de filmarla también le hice retratos fotográficos para mi libro Emiliano Zapata, un valiente que escribió historia con su propia sangre. Ahora comparto con mis lectores lo que me narró don Felipe Rodríguez Castañeda, inolvidable y sincero viejecito: Durante la revolución uno vivía con mucho miedo, la vida estaba en un hilo. Los destacamentos del gobierno no le quitaban la vista de encima a las personas que iban a la plaza del pueblo, cuando venían de allá para acá les preguntaban que andaban haciendo, y cuando respondían que iban de regreso a su casa, los soldados les decían: Que voy pa’ mi casa ni que ojo de hacha, aquellos guachos los agarraban para mandarlos a la guerra. Así que la gente decía: Mejor vámonos con Zapata. Prefiriendo luchar por lo suyo, que servir de carne de cañón en el ejército federal. A los jóvenes los apretujaban en los vagones de los trenes, a los que se negaban a colaborar con los carrancistas los fusilaban de inmediato. Hubo harta matazón de gente en aquellos tiempos, seguido de esto aparecía la parvada de hambrientos zopilotes, y en las noches se escuchaba la revolcadera de coyotes comiéndose la carne de los muertos; los gemidos de algunos moribundos se alcanzaban a oír entre el aulladero de los animales, pues no todos se morían con la descarga de los rifles. Cuando el pelotón fusilaba a los zapatistas, muchas veces con las prisas a los militares se les olvidaba darles el tiro de gracia a todos, aunque también se hacían tarugos para ahorrar balas. Fueron tiempos muy difíciles durante los cuales no había que comer, yo me apaciguaba el hambre comiendo iguanas y chinquetes, los mataba con una vara luego los ponía a freír, sabían sabroso igual que pescaditos, aunque fueran así sin sal. Estimados lectores, ahora yo me tomo la libertad de comentarles que cuando fui niño en la escuela se me repitió el mito de que la Revolución Mexicana de 1910 había sido un movimiento popular efectivo para derrocar al tirano Porfirio Díaz, y con esto se habían obtenido el bienestar común y la justicia social, sin embargo, cuando crecí me di cuenta de que la historia oficial garabateada por el gobierno mexicano oculta la trágica verdad acerca de la frustración que arrastró a los revolucionarios al ser destruidos sus anhelos por la voracidad de los militares que paulatinamente ocuparon el poder. Recordemos que Francisco I. Madero concibió el Plan de San Luis, cuyo objetivo fue lograr la no reelección de Porfirio Díaz, fue entonces que la ciudadanía tomó las armas obligando a Díaz a huir a París, Francia. Francisco I. Madero ocupó la presidencia, pero el embajador estadounidense en México Henry Lane Wilson consideraba a Madero un demente con ideas socialistas, así que a pesar de que había sido electo democráticamente, Wilson apoyó al general Victoriano Huerta para asesinar a Madero y al vicepresidente José María Pino Suárez. El usurpador Huerta asumió temporalmente la presidencia interina provocando que Venustiano Carranza y Pancho Villa lo combatieran obligándolo a huir a los Estados Unidos de América. Posteriormente, el general Venustiano Carranza siendo presidente ordenó el asesinato de Emiliano Zapata, porque el valiente revolucionario morelense se negaba a declinar las armas hasta que las tierras y los derechos de los campesinos fueran respetados plenamente. Venustiano Carranza tuvo muchos opositores, entre ellos a los generales Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles; ante el acoso de ellos y otros militares Carranza intentó trasladarse a Veracruz llevándose con él los fondos del Gobierno consistentes en abundantes cantidades de monedas de plata y oro y billetes junto con barras de oro y plata que había en la Tesorería de la Nación, sin embargo, sus planes de huir al extranjero con dicho botín fueron frustrados por el general Rodolfo Herrero, quien asesinó a Carranza mientras dormía en un jacal del pueblo de Tlaxcalantongo, Puebla. Tiempo después, el general Álvaro Obregón ocupa la presidencia, sin embargo, teme que Pancho Villa inconforme con su corrupto gobierno se levante armado con sus hombres en contra de él, así que junto con Plutarco Elías Calles Secretario de Defensa autoriza el asesinato de Pancho Villa perpetrado por matones pagados por el diputado de Durango Jesús Salas Barraza. Álvaro Obregón manifiesta sus intenciones para reelegirse como presidente lo que provoca que sea asesinado por José León Toral bajo las presuntas órdenes de Plutarco Elías Calles. La sangrienta y frustrada Revolución Mexicana de 1910 se prolongó hasta 1920, sin embargo, la lucha por el poder presidencial y burocrático se extendió hasta la década de 1940. Durante los subsecuentes periodos presidenciales la corrupción de los políticos ha hundido a mi país. De niño se me hizo creer que los ideales campesinos, obreros y populares habían sido logrados después de consumarse la lucha armada de la gente, pero conforme transcurrió mi vida fui testigo del enorme atraso económico de México, ultrajada nación con deficiencias alimentarias, educativas, culturales y médicas. ©Manuel Peñafiel Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano. El contenido literario y fotográfico de esta publicación está protegido por los Derechos de Autor, las Leyes de Propiedad Literaria y Leyes de Propiedad Intelectual. Sin embargo, puede ser reproducido con fines didáctico - culturales sin omitir el nombre de su autor Manuel Peñafiel y el crédito de sus fotografías; queda prohibido utilizarlo con fines de lucro. This publication is protected by Copyright, Literary Property Laws and Intellectual Property Laws. It can only be used for didactic and cultural purposes mentioning Manuel Peñafiel as the author and his credit for the photographs. It is strictly prohibited to use it for lucrative purposes. https://www.youtube.com/watch?v=pFjkMHL8VB4
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